Hugo López Morrobel
El dinero, no importa su procedencia, históricamente ha sido protagonista y factor determinante para cometer hechos despreciables.
Y en la sociedad dominicana es un “orgullo” exhibir riquezas materiales obtenidas de la noche a la mañana y estrujarla en la cara de todos, aunque haya sido mediante el contrabando, el robo y la evasión.
En el mundo esa situación no es nueva, porque también se practica en países desarrollados, aunque no con el descaro de países como el nuestro.
El deporte y otros renglones, en una gran cantidad de casos, no están ajenos a esas prácticas, dado que muchos los utilizan y organizan espectáculos con el objetivo de “lavar” dinero sucio.
Parecería extraño, pero al gran público que sigue los deportes les encanta ese tipo de shows engañosos, y una muestra es el seguimiento multitudinario que se les da, por solo citar un caso, la lucha libre, un show que todos están conscientes que constituye una “estafa legalizada”.
En otras disciplinas se valen de otras estratagemas para obtener dinero a raudales, sin que nadie logre detectarlo. Por ello, es que extraña que mucha gente que ha vivido de este tipo de eventos ahora quiera hacerse graciosa al denunciar que el enfrentamiento entre Floyd Mayweather y Conor McGregor constituirá una estafa del tamaño de la Tierra.
Podrían tener razones de sobra, pero realizan esas denuncias porque no estarán participando de un pastel que se estima dejará beneficios por encima de los 600 millones de dólares.
El deporte es vital en el desarrollo de las sociedades, pero no hay duda que ha sido utilizado desde siempre para el logro de otros objetivos, no siempre muy sanos, por el contrario, desde antes del imperio romano ha servido hasta de pan y circo para obnubilar a los pueblos.
En la actualidad esa práctica se mantiene intacta, pero no solo por este publicitado combate entre Mayweather y McGregor, sino por muchos otros eventos en el que las mafias de todo tipo están involucradas hasta el tuétano, mediante apuestas y la compra de atletas en capacidad de decidir triunfos y derrotas.
