Si se fuera a escribir un manual sobre cómo derrochar dinero del país en cosas inútiles, la primera recomendación sería copiar el sistema dominicano de “diputados de ultramar”, que a nuestro país le cuesta 25 millones de pesos al año, a cambio de nada.
Ignoro si eso de los “diputados de ultramar” y los llamados “diputados nacionales” se trata de un invento dominicano o es una imitación de algo que que se estila en algún otro país, pero aún si así fuera, para nosotros los dominicanos es un dispendio colosal que no reporta ningún beneficio.
Debería ponérsele atención al senador por San Cristóbal, Tommy Galán, quien propuso que se eliminen las figuras de los “diputados de ultramar” y los “nacionales”, lo que permitiría utilizar el dinero ahorrado en políticas de soporte y fortalecimiento para la colectividad.
Pero… ¡ojo pelao!, si tuviéramos la suerte de suprimir las mentadas diputaciones habría que rechazar también la aprobación de un proyecto del Poder Ejecutivo para crear el Instituto de Dominicanos y Dominicanas en el Exterior, que viene a ser el mismo gato disfrazado de conejo.
Señores, por favor, ¡pongámosle más respeto al dinero de la nación!