Si partimos del hecho de que el año tiene 365 días (mal contados), llegamos sin mayores dificultades a la conclusión de que para recorrer un periodo de tres años se necesitarían 1,095 días sin parar.
Aplicando el mismo método de cálculo, tendríamos ante nuestros ojos sumas fabulosas que los partidos manejan a su libre arbitrio, restándole al pobre pueblo recursos que le hacen mucha falta para satisfacer necesidades prioritarias.
Reconocemos que la culpa no es de los partidos ni de los políticos, pero las leyes son hechas por esos personajes, que viene a ser lo mismo.
Por eso es que está muy lejos el día que los legisladores decidan cambiar la Ley electoral y sometan a efectivos controles el manejo de esos dineros.
Mientras tanto, entretengámonos sacando cuentas de los billones que se dispendian en la política, y verá como terminamos, aunque sea con dinero de monopolio.
Eso fue lo que repartió gratuitamente el Estado dominicano entre los partidos políticos durante el pasado período electoral.