Recuerda cuanto temes caminar por la ciudad.
Recuerda cómo el narcotráfico te arropa.
Recuerda los escándalos y la vulgar impunidad.
Recuerda cuando te quejas y tu voz es ignorada.
Recuerda aquel lindo pinar o bosque que ya no está.
Recuerda el rio, convertido en arroyo que agoniza.
Recuerda ese amigo o familiar que optó por marcharse.
Recuerda la tristeza al pensar en el futuro de tus hijos.
Recuerda a tus padres, y su empeño en que trabajes duro para ganarte la vida honradamente.
Recuerda todo el dinero utilizado para apabullar a los demás.
Recuerda, que por más sombras que se ciernan sobre ti, por más que te acorralen, por más que te intenten intimidar, te queda algo innegociable, tu más preciado tesoro.
Dignidad.