Bruno Rosario Candelier, Orlando Gil y Rafael Peralta Romero en la presentación del “Diccionario de Refranes Dominicanos”.
SANTO DOMINGO.-El dominicano es un pueblo rico en dichos y refranes. A través de ellos se puede conocer la forma de pensar, el estado de ánimo, visión del poder, actitud frente a las adversidades y la experiencia acumulada. En otras palabras, los refranes y dichos son la mejor manera de tener acceso a la sabiduría popular.
El conjunto de refranes, proverbios, máximas, adagios y sentencias tiene un nombre de alcurnia: paremia.
Pero es mejor decirle refranero, aunque la Academia Dominicana de la Lengua, en su rol de guardiana de la pureza del idioma y a la vez de promotora de su enriquecimiento, nos lo pone de las dos maneras: paremia y refranero dominicano.
A Bruno Rosario Candelier, presidente de la Academia Dominicana de la Lengua, le tomó tres años recoger en un tomo de 485 páginas los más de cinco siglos de construcción de un refranero que se ha ido engrosando con la formación de lo que hoy es República Dominicana, o dicho de manera más precisa, la conformación del pueblo dominicano.
La Academia presentó y puso a disposición del público el “Diccionario de refranes. Paremias del español dominicano”, edición que le dedica al perspicaz periodista y miembro de esa institución Orlando Gil, quien hace frecuente acopio del refranero en sus análisis políticos.
Bruno Rosario Candelier explica que la fuente primaria de ese refranero fueron las obras literarias, textos periodísticos y la tradición oral, que él prefiere llamarles “voces de la oralidad”.
“Indagamos, leímos y curcuteamos obras narrativas de autores nacionales en busca de las expresiones idioléxicas, lo mismo en textos de poesía y ficción, que en periódicos y revistas”, explica.
Indica que el refranero condensa la sabiduría popular, y “el campesino matiza y complementa su conversación con refranes y dichos populares”.
Recorrido cultural
A través de las páginas de la nueva obra se camina por todas las regiones del país, las distintas clases sociales, los tipos de personalidades, las posturas frente a la vida, la “sabichosería”, el sentir, las simpatías y antipatías de ese conglomerado que se llama “pueblo dominicano”.
“Los modismos y dichos populares constituyen un modo de expresión de nuestro pueblo y una forma de expresión de su idiosincrasia, porque esa forma de hablar, como los modos sentenciosos, no solo son muy del gusto de los sectores populares, sino que revelan una faceta de su talante cultural”, expresa el autor en su presentación.
El novedoso diccionario está diseñado en base a palabras claves de la máxima, sentencia, adagio, proverbio o refrán, con la explicación del significado de cada expresión, y en muchos casos se toman ejemplos extraídos de obras literarias o escritos periodísticos.
El periodista Orlando Gil se ganó el mote de “cultor de la sabiduría paremiológica”, porque sus escritos periodísticos son los más citados en la obra al momento de poner ejemplos de su uso.
También se usan como modelo escritos de Pablo McKinney, Rafael Peralta Romero, José Miguel Soto Jiménez, Francisco Gregorio Billini, Juan Bosch, Huchi Lora, Ángel Garrido, Manuel Matos Moquete, Mario Emilio Pérez, Emilio Rodríguez Demorizi y otros escritores y periodistas de diversas épocas.