Días raros y paradógicos
Considero un deber de conciencia y hasta una trascendente decisión personal impedir que una existencia desbordada de dificultades, ausencia de principios y ecuanimidad, ambientes deplorables y adversidades a las que la cotidianidad nos arrastra, nos hagan sentir sin ánimos de seguir hacia adelante
. Si algo define nuestra existencia es no ceder a la derrota y asumir la defensa de los anhelos colectivos.
Es esta postura la que nos ha permitido superar un ámbito cuyo propósito es abatir y sumir en la desilusión, la irresolución y la amargura los mejores esfuerzos individuales y colectivos.
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Podría parecer un accidente, pero quizás no lo sea. La existencia está plagada de incógnitas y misterios que se nos figuran como irresolubles. Cuando se mira hacia atrás descubrimos que la tarea nunca ha sido ni será fácil. Las adversidades han ido cediendo. Sentimos, entonces, que nuestros ojos se llenan de luz y nuestro corazón se estremece ante el camino recorrido y las batallas ganadas al desconcierto.
Hoy es un día un tanto gris y lluvioso. Es aún muy temprano y solo en la distancia se escucha la marcha de algunos vehículos y el canto de alguna avecilla. Medito en lo ya vivido: lo recorrido ha sido extraordinario. Muchas lecciones aprendidas sobre el país y nosotros mismos, mientras gente madrugadora corre despacio por las calles vacías. Tras el sueño la vida sigue.
La ambigüedad de las horas nos transporta a la cotidianidad. Noticias que impactan nuestros ánimos: «Arranca plan cero chatarras, eliminando restos de vehículos”, “Ara jet anuncia un bajón de precios para diáspora en Nueva York», «País logra inversiones por más de mil 500 millones” “300 casos de malaria y dengue en una semana”. “Ampliarán servicios de salud mental”.
El Editorial del Listín del 14 de enero cuestiona qué debemos hacer con el problema de los apagones. “Cuando creíamos que eran cosa del pasado nos sorprende enfrentarlos nuevamente”. La vida en República Dominicana es un eterno retorno, como predicaba Federico Nietzsche.
“Una espiral de virus en todo el país”. (Listín). – “Canciller pide detener el flujo ilícito de armas a Haití y financiamiento de las bandas armadas” (Hoy). La marcha de protesta contra la Barrick Gold en Cotuí fue un éxito” (Hoy).
Hacía tiempo que no percibía la presencia del abogado Negro Beras, una figura de elevado prestigio entre nosotros. En una publicación de “Hoy”, el conocido jurista se refiere a realidades impactantes y amargas.
Su desagrado por lo que denominó “característico modelo de la sociedad dominicana” que se evidencia “por la inseguridad ciudadana, precarios servicios de salud, y el bajo ingreso económico de la gente para acceder a una vivienda”.
Reiteró que dicho modelo se caracteriza “por la corrupción, el robo, la prostitución, el narcotráfico, la pobreza y el hambre”.
Se quejó, entonces, por la calidad de la educación pública, así como por las viviendas que se ofrecen a los sectores menos pudientes de la sociedad, calificando “nuestras fallas” como “lacras” y sentenciando que “no se puede tapar lo que la realidad saca a la luz”. Oscuras conclusiones de un personaje que siente el país como una parte esencial de su existencia.
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