Elías Brache
Se supone que este capítulo del diario incluiría los procesos al llegar a destino…pero al cónsul le dio Covid-19.
Entiendo que esta fue la secuencia:
Luego de instalarme en Chicago, me estaba preparando para ir a buscar mi preciosa mascota Domino a Canadá para que viva conmigo en suelo estadunidense, y para ello debía hacerme las pruebas de Covid-19 necesarias para ingresar al vecino país, procedimos tanto mi esposa como yo a hacérnoslas y preparamos viaje.
Emprendimos viaje vía carretera a Canadá, la primera parada Minneapolis, Minnesota. Allí dormimos y al otro día continuamos a Canadá.
Llegamos a Canadá la noche del 19 de diciembre, tan pronto abrí la puerta del vehículo, sentí como si un block de cemento me hubiera caído en la cabeza. Mis hijos, que viven en Canadá, se encargaron de desmontar todo y yo me dirigí directo a bañarme y acostarme, me tomaron la temperatura y ¡oh! fiebre.
Al día siguiente, reviso mis correos electrónicos en la cama y ahí estaba una posible explicación. En un correo de la Oficina De Misiones Extranjeras en Chicago (Office of Foreign Missions, OFM) alguien que estuvo en una fiesta que asistí el día 17 en la noche dio positivo, ¡y yo que me pasé la noche presentándomele a todo el mundo!
En fin, programamos hacernos los exámenes al otro día, ambos fuimos y nos hicimos antígenos, resultado… ¡negativos! Entonces nos tocaba esperar las PCR, pero la provincia colapsó, avisaron que tenían 10,000 pruebas en atraso. Pasados 4 días, casi a medianoche, mi prueba llegó… ¡positivo! La PCR de mi esposa nunca llegó, así de simple, nos pidieron seguir el protocolo, aislamiento y asumir que todo el mundo en la casa lo tiene.
Tanto en Chicago, USA, como en Winnipeg, CA, los sistemas de salud colapsaron con la nueva variante, en ambas localidades algunos exámenes simplemente desaparecieron, nunca llegaron, o se retrasaron, evidencia del desborde de los sistemas creados.
Al escribir estas líneas nos quedan 3 días de aislamiento, los que hemos tenido síntomas los podemos comparar con una gripe mala y sí, evidentemente, es altamente contagioso.
Nunca quise hacerlo público para no preocupar a quienes nos aprecian, por demás ya es evidente que nos recuperaremos sin problemas y con la ayuda de Dios, si bien no celebramos la navidad por el aislamiento, sí celebraremos el año nuevo.
Mis mejores deseos a todos los que nos leen, prosperidad y mucha salud en el porvenir.
