Antes de que los fuegos artificiales de Odebrecht iluminaran el cielo dominicano con esperanzas de justicia, otro escándalo de origen brasileño sacudió a la parte sana de la sociedad dominicana: el soborno y sobrevaluación de los Tucanos.
Según reveló el 24 de octubre del 2016 el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, “en el 2008, Embraer (la empresa brasileña fabricante de los aviones) pagó US$3.52 millones a un influyente funcionario gubernamental en la República Dominicana a través de un falso contrato de representación para asegurar un contrato para vender a la Fuerza Aérea Dominicana ocho aeronaves militares por aproximadamente US$92 millones”.
Embraer acordó una multa de US$107 millones en Estados Unidos por su violación a leyes anti-corrupción gringas, causa del descubrimiento.
En su reciente visita a Washington, ¿habrá nuestro procurador general tratado este asunto? Lo peor que puede pasar con el combate a la corrupción e impunidad es instrumentalizar el proceso para servir estrechos intereses partidistas. Como en el cuento de las monjas secuestradas por un violador, “¡dijeron a todas!”.
