Los principales responsables del gobierno harían muy mal si de verdad creen, como sugirió ayer Francisco Javier García, que las exigencias de combatir la corrupción e impunidad son una bellaquería de políticos opositores para sacar del poder al presidente Medina.
Ello es falso, porque muchos simpatizantes del PLD y del propio gobernante también apoyamos a los verdes y quisiéramos que en vez de considerarse perseguidos todos, los sanos lideren la impostergable regeneración política nacional.
Muchos de los dirigentes opositores son tan o más corruptos que los oficialistas involucrados en el escándalo de Odebrecht y por eso resultan incapaces de alzarse con el liderazgo del movimiento verde, aunque golosean su tremendo potencial y halagüeño porvenir.
El deslinde social y político urgido por crecientes sectores no es ni debe ser entre “comesolos” y los demás dominicanos, sino entre los honestos, que son mayoría, dondequiera que estén, y los bandidos, dondequiera que medren.
La imagen u honorabilidad de funcionarios y jefes peledeístas no dependerán de los verdes, sino del fondo y verdad judicial. ¡Afortunadamente!