Un país que no perdone sus yerros a héroes a quienes debe su propia existencia, y en cambio exalte a políticos sin obra o causa conocida, quizás merezca cualquier destino.
Santana dizque dijo a la reina Isabel II, para resaltar las bondades de Santo Domingo antes de pactar la anexión, que este era un país bendecido por la falta de abogados y periodistas.
Era mentira, pues había de unos y otros. Sánchez y Bobadilla eran abogados y desde Núñez de Cáceres había valiosos si bien escasos periodistas.
Hoy en día, lo que preocupa a muchos es la sobreabundancia de ambas especies de la fauna criolla. Muchos creen hay demasiados periodistas y abogados.
Aparte del número está la cuestión de la calidad profesional e idoneidad moral. Ya existen, dentro de sus respectivos colegios, instancias llamadas al control deontológico.
Quizás la sociedad debería preguntarse por qué tanta gente sin auténtica vocación para cada oficio o profesión comoquiera afana por titularse, si ningún bien buscan ni conocen.
El tema da para una sesuda meditación…