En culturas antiguas aparentemente inconexas sus pensadores coincidieron atribuyendo a la historia cierta circularidad o ciclos.
Alrededor de un siglo antes de la era dorada de Atenas, una ciudad a orillas del Tigris era capital del imperio asirio.
La más grande de aquel mundo, Nínive era sede de riquísimos comerciantes y sabios políticos. En la vecina Judea ejercía como profeta Isaías.
Pese a su importancia como vínculo entre el Mediterráneo y el océano Índico, en el año 612 antes de Cristo el disenso interno y las amenazas externas culminaron con el arrasamiento de Nínive, cumpliéndose una profecía judaica.
Siguió viviendo gente allí aunque del otro lado del río, pero la gran urbe nunca recuperó su esplendor. Su nombre actual es Mosul.
Allí, tropas de Irak apoyadas por gringos combaten ferozmente contra el Estado Islámico (ISIS), cuyas bajas y destrucción urbana han sido las mayores y peores desde la segunda guerra mundial. ¡Nínive, cuna de la civilización mesopotámica, vuelve a ser destruida! ¿Habrá en este larguísimo ciclo alguna enseñanza para el PLD?
