“Hasta la belleza cansa” podría aplicarse a la gestión de Héctor Valdez Albizu en el Banco Central. Es el gobernador que durante más años ha reinado, con resultados hasta hace poco impresionantes, ayudado por la excelente suerte de bajos precios del petróleo, el resurgimiento minero dominicano y la ineficacia de la oposición política.

Ningún periodista ni político contrario ha osado acusarle de nepotismo, de favorecer allegados en la colocación de bonos ni de favoritismo al adjudicar las gracias de su poderosa gobernación.

Ahora, cuando el ministro de Economía, tecnócrata ajeno al PLD, plantea que ante el surgimiento del mercado negro de dólares –signo patente de escasez— la mejor política es la libertad cambiaria total, voceros oficiosos le descalifican atribuyéndole falta de “sintonía” con el presidente Medina. Por más que expliquen, amenacen o asusten, nada quita la fea realidad: pese a cuánta métrica exitosa muestren, hoy la demanda excede la oferta de dólares.

Quienes medran bajo el prodigioso gobernador dirán cualquier justificación o excusa; sus amigos auténticos estamos obligados con la verdad.