Los dominicanos somos proclives a demeritar nuestras instituciones como si estas pudieran ser distintas a los hombres que las forman.
Si nuestra democracia es imperfecta, lo es tanto como quienes la integramos o sus dirigentes.
Pero también poseemos valiosos ejemplos de excelencia que merecen resaltarse, por si su extrapolación sirviera de inspiración.
Es el caso del Banco Popular, que tras su asamblea de accionistas anunció que en 2016 sus activos totales crecieron más de 10% en relación al 2015; mejoró también su liquidez, solvencia y eficacia.
Evidentemente, estos resultados orgullosamente anunciados por su consejo de administración son consecuencia de una gobernanza corporativa transparente y ética, como exigen los miles de accionistas del banco, ninguno de cuyos individuos posee más del 4% de las acciones.
Esta democratización del capital y su gestión responsable deben servir de ejemplo al empresariado y al sector público, especialmente en momentos desalentadores por tantos escándalos políticos y privados.
Mientras más apertura y transparencia informen nuestras instituciones, mejores resultados, mayor fortaleza y menos vagabunderías habrán. ¡Felicitaciones, Banco Popular!