He sentido vergüenza ajena cuando colegas demeritan a “Somos Pueblo”, que exige el fin de la impunidad ante el escándalo de Odebrecht, mediante la descalificación de directivos que han arrestado la enfermedad de la adicción y llevan décadas en recuperación, sobrios y limpios, ejerciendo sus derechos y compromisos cívicos y familiares.
La calidad de uno u otro ciudadano, su pasado redimido ni su vida personal son suficientes ni bastan para opacar u ocultar el meollo: hay una creciente masa de dominicanos jartos de la corrupción impune. Creer que sólo es un movimiento anti-PLD es erróneo.
Muchísimos dominicanos que preferimos a Leonel o Danilo sin ser peledeístas, y también muchos comesolos, estamos asqueados ante la magnitud del caso y seguiremos exigiendo Justicia, incluido el aspecto de las sobrevaluaciones.
Nosotros los periodistas podemos tener preferencias políticas, pero cuando los argumentos flaquean y en vez de razones usamos viles ataques personales, cojeamos.
Quienes hemos defendido las bondades del gobierno deberíamos ser los primeros en exigir que haya justicia y consecuencias. Si no, ¡seríamos cómplices!