Resulta extraño el abejoneo en torno al derecho ejercido por los Estados Unidos para revocar la visa al diputado Fidel Santana, de amplia trayectoria anti-norteamericana, y rechazar anteriormente una solicitud a su colega y camarada Fidelio Despradel.
Ambos políticos elegidos diputados en la boleta del PRM poseen una distinguida hoja de servicios como militantes marxistas revolucionarios, para quienes ese imperio es anatema.
Por décadas han defendido enemigos de los americanos, justificado acciones directas contra sus intereses y abogado consistentemente a favor de políticas de naciones muy adversas a los Estados Unidos.
Visitar la tierra del enemigo, por más condescendiente o tolerante que pueda este ser circunstancialmente, no es ningún derecho de extranjeros auto-proclamados como empeñados en su desguabine.
Así como los estadounidenses actúan en defensa de su propio interés, deberíamos los dominicanos asumir la protección de nuestras fronteras, actualmente más porosas que cualquier destelengado colador de hoyos anchos.
Si la prédica de estos diputados es auténtica, que vayan a discursear a Caracas, Mozambique o Pyongyang, donde seguramente ¡les recibirán como héroes!