“Día por día”

“Día por día”

“Día por día”

Nadie sabe; quizás fue así. Llegaron y tras saludarse, con o sin truño, Reinaldo leyó la agenda. Uno que otro carraspeó.

El Presidente de la República y el presidente del partido sonrieron cada vez que alguno les saludó con un gesto de mano o cabeza, pero mantuvieron el rostro casi tan inescrutable como jugadores de póker.

Pese a que dicen fuera del conciliábulo que nunca tratan asuntos relativos a la administración del Estado, una palabra flotó en el aire como la capa de smog que asfixia a ciertas ciudades híper-contaminadas. Como anfibios que respiran bajo el agua, ninguno lució cerca de la asfixia.

El pequeño senador se veía seguro de cuanto ha organizado. El tesorero aparentó dispuesto a rendir cuentas.

La tensión podía cortarse con un cuchillo sin filo, como la mantequilla. Hubo dizque temas ordinarios como las resoluciones de organismos del partido y convocar al comité central…

Pero esa palabra, ese anatema, esa cornucopia de alacranes, ululó ventosa como cosa de espíritus… Oooooooo… Ooooooo… De brecheros hay cuentos. ¡Qué dificultad!



José Báez Guerrero

Abogado, periodista y escritor dominicano.

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