Un cómico “meme” pone al norcoreano Kim Jong-Un preguntando: “¿Ahora quién tiene un presidente loco?”. Sin ser orate, Trump posee rasgos anómalos más similares a Chávez que a sus antecesores gringos; por ejemplo su obsesión por el control de la prensa y los medios.
El periodista Derek Thompson planteó en el “New York Times” del martes que se equivocan los ideólogos conservadores quienes procuran proveer a Trump de un armazón conceptual, pues este no es un político con instintos y destrezas de estadista, sino un farandúlico que llegó a presidente.
Trump está atacando y prescindiendo de la prensa para seguir llevando su mensaje político directamente al pueblo a través de redes sociales; hace anatema de los medios liberales; llega al extremo de proponer “verdades alternativas” que resultan ser ostentosas mentiras o falsedades.
Emplea la técnica de las telenovelas: se empeña en asumirse como un héroe; la distribución de su discurso es más importante que el contenido; y para imponerse aspira a monopolizar la verdad. ¿Tendrá Trump asesores dominicanos? Porque “novias” tuvo…
