La excusa de los gringos para meterse en todo es promover los derechos humanos. Con China, Rusia y otras potencias que se respetan no inventan mucho; ni con Arabia Saudita donde hay horrores discriminatorios indecibles. Pero en paisitos como el nuestro ni se diga, eso es fuñe y fuñe hasta romper el fuñímetro.
Y hay un asunto en que, invocando sus mismas razones, deberíamos fuñir y fuñir hasta que rinda frutos. Se trata de cómo Estados Unidos ha devuelto a nuestro país casi 10,000 dominicanos en tres años tras cumplir condenas penales, la mitad por narcotráfico.
Resulta que muchísimos de esos ciudadanos, al padecer los rigores de las cárceles estadounidenses, en vez de salir reformados logran mayores destrezas anti-sociales y habilidades criminales. Y luego vienen a “ejercer” aquí.
El origen del ciclo criminal es la demanda insaciable de los gringos por drogas ilegales, que sus autoridades lucen incapaces de enfrentar ni solucionar.
Un problema puramente interno de ellos, de policía y salud pública, deviene en tragedia para nosotros. ¡Y comoquiera fuñen!
