Nos quemamos en la evaluación PISA. Los niños dominicanos ocupan el quinto lugar peor de toda América Latina; están entre los menos instruidos.
¿Qué estamos haciendo tan mal? El ministro de Educación, Andrés Navarro, reaccionó ipso-facto; para salir del charco focalizará sus esfuerzos en tres aspectos: formar docentes, aplicar un nuevo currículo y mejorar la gestión y el ambiente escolar. Suena bonito, pero tras conseguirse el famoso 4 % del PIB para la educación asombra estar tan mal.
La asignación de RD$142,000 millones no bastó para superar vergüenzas como que casi un tercio de los niños que dizque saben leer no puedan responder un examen por escrito por ser incapaces de entenderlo.
EDUCA propuso hace tiempo involucrar las familias en la enseñanza, priorizar la atención de los infantes, combatir la deserción escolar, integrar tecnologías digitales, procurar la autonomía de las escuelas, supervisar a los docentes, evaluar resultados y revisar patrones de enseñanza y currículos.
Quizás el Gobierno debería aprovechar mejor toda la buena voluntad del sector privado para mejorar la instrucción pública.
