El alcalde de Santo Domingo Oeste creía que compraba un arbolito de Navidad y resultó ser una torrecita Eiffel, episodio de política vernácula imposible de superar en Macondo.
El armatoste fue puesto justo al lado del Arco de la Bandera, símbolo patrio en la Plaza de la Independencia en cuyo entorno están varias dependencias estatales, como el Ministerio de las Fuerzas Armadas, la Junta Central Electoral (encargada del registro civil) y el Tribunal Constitucional.
La torre original, símbolo de Francia, pudiera representar muchísimas virtudes galas, pero recuerda también la irresponsabilidad francesa –o pésima maternidad— ante su antigua colonia Haití, de donde fluyeron tantas fabulosas riquezas hacia el tesoro de la patria de Napoleón.
De Haití sale hoy sólo miseria y gran parte cae aquí; esa emigración mayormente ilegal es vista con velada simpatía por franceses y otras potencias.
Es una pena que fondos municipales se desperdicien en semejante disparate pero peor aún que aparentemente ningún responsable pensó que tan emblemática plaza fue el peor destino para este ridículo y penoso faux-pas.