Tantas y tantas quejas acerca del exiguo salario de los policías, la peligrosidad de su trabajo y los alegados maltratos que padecen, harían a cualquiera suponer que pocos dominicanos desean dedicar su vida a ese desafortunado oficio.
Pero ayer la Policía graduó 504 nuevos rasos, de la 123ra promoción de su academia en Hatillo.
En seis meses los flamantes reclutas fueron entrenados con un currículo que incluyó “cortesía y disciplina, ética policial, intervención policial, armas y tiro, manejo de estrés, psicología policial, resolución de conflictos, redacción de informes y control de multitudes”, según anunció la propia Policía.
¿Qué clase de joven aspira a ingresar al desprestigiado y mal pagado cuerpo del orden? ¿Qué depuración hubo de estos nuevos rasos? ¿Cuáles intenciones reales posee quien voluntariamente escoge el uniforme gris para dedicarse a preservar vidas y propiedades y mantener el orden público?
Decirlo parece locura, pero para eso está la policía: preservar vidas y propiedades y mantener el orden público, aparte de ser auxiliares de la Justicia. ¿Qué pensarán estos nuevos policías?