Los organismos internacionales, que no tienen por qué aceptar cifras oficiales si éstas fueran ficticias, coinciden en reconocer el éxito del gobierno dominicano en sus esfuerzos por reducir la pobreza.
Las estadísticas de consumo de alimentos, electrodomésticos, automóviles y los indicadores de las entidades financieras, todo concuerda en que la pobreza va disminuyendo.
Los planes sociales de subsidios (tarjetas para comida, gas, etcétera), al transporte público y la innegable inversión masiva en educación, también apuntan a un futuro esperanzador. Pero voceros del PRM, tan despistados como siempre, insisten en que los dominicanos están “muriéndose de hambre” y que las administraciones del PLD han empobrecido al país.
El desenfoque enorme, entre la realidad y la imagen difuminada del partido opositor, hace preguntarse: ¿cómo lograrán conectar emocional y racionalmente con los ciudadanos?
El gobierno, como toda obra humana, posee debilidades y lacras. Pero pretender destruir lo positivo sólo hablando y opinando sin ton ni son difícilmente agenciará al PRM la popularidad y credibilidad necesarias para cumplir su rol opositor. ¡Qué fatalidad, el “declaracionismo”!