La mejor noticia sobre la tasa cambiaria es que no haya nada que reportar ni comentar. Evidentemente en las últimas semanas hay más demanda que oferta de dólares y aunque el Banco Central mantenga equis tasa nominalmente, de nada sirve si ese precio viene acompañado de un “no hay”.
Al gobernador Héctor Valdez Albizu le acompaña una fama de taumaturgo monetario, pero con la chistera vacía será imposible producir al conejo.
Las consecuencias presupuestarias de una devaluación –y sus parejas presiones políticas— obligan al gobierno a tratar de preservar la estabilidad que ha predominado en la última década.
Preocupa que al debatirse esto la solución más lógica brille por ausente: debemos exportar más y producir tantos dólares como requiera nuestra economía.
Todo lo demás son parchos y remiendos que tarde o temprano revientan. Sean reales exigencias comerciales o desconfianza ante una eventual devaluación, sólo una disponibilidad equilibrada preserva el círculo virtuoso de la estabilidad cambiaria.
Urge incentivar la inversión; no “manillar” el mercado. Ninguna escasez la arreglan controles ni manejos gastados…