Hoy me uniré al coro de disgustados con la rendición de cuentas del Presidente Medina. Uno de los pocos momentos emotivos o cálidos del discurso fue la parte sobre el rescate de Bahía de las Águilas.
Por si me lee algún sueco, aclaro que se trata de cientos de hectáreas frente a una playa espectacular del Suroeste, que fraudulentamente fueron tituladas por particulares pese a que se trata de terrenos propiedad del Estado dominicano.
Ningún ciudadano sensato podría dejar de aplaudir la defensa del patrimonio público y los anunciados planes de desarrollo, ahora que quedó saneado el embrollo legal. Pero, ¿puede haber un crimen sin criminales, un robo sin ladrones, una de vaqueros sin indios?
¿Cómo puede ser que uno de los escándalos inmobiliarios mayores de nuestra historia quede sin que se divulguen los nombres de sus autores?
¿Los ilícitos cometidos quedarán sin sanción? ¿Fueron fantasmas quienes trataron de apropiarse esa fabulosa y goloseada planicie costera? Pero hay otra pregunta peor: ¿por qué la oposición no se ha ocupado de esto?