Mi reciente trance médico me hizo recibir muchos curiosos mensajes. El siguiente todavía me tiene riendo. Es sobre la importancia de mantener una actitud positiva.
Aquí va: “Muy tarde una noche, Pepe (de joven le decían Pepito) recobra la consciencia en medio de un agonizante dolor. Aturdido, lentamente se da cuenta que está en una unidad de cuidados intensivos, con tubos por cada orificio corporal, catéteres y agujas intravenosas en ambos brazos, oxígeno, alambres monitoreando cada función vital…
Una despampanante enfermera está observándolo. Pepe se da cuenta que está en una situación de pronóstico reservado, a un tris del ‘menos aquí’.
La enfermera le mira profunda e intensamente y le habla lenta y deliberadamente. Le dice que no podrá sentir nada de la cintura hacia abajo.
Pepe abrumado no entiende nada. Y luego, con el mismo tono grave, le responde: ‘¿entonces sí puedo sentirle sus senos?’.
Y de eso se trata ¡mantener una actitud positiva!”. Por mala que sea cualquier situación siempre será peor si olvidamos el buen humor.