En un excelente artículo sobre los aspectos negativos de la nueva ley sobre los notarios, el profesor Wenceslao Vega Boyrie señaló ayer con mucha propiedad detalles muy perniciosos de esa nueva legislación, que escapan al más notorio, que es cómo encarece irracionalmente el costo de los servicios de notaría.
Lo que apunta este abogado con seis décadas de ejercicio de notario mueve a reflexión. Leí los argumentos bien ponderados y fundamentados del doctor Vega y me preocupó que algunos políticos hayan expresado una defensa visceral de la norma promulgada y que entraría en vigor dentro de un año.
El propio presidente de los diputados, Abel Martínez, indicó que es posible cualquier modificación. Parece evidente que su obsolescencia hizo necesaria la modificación del estatuto de los notarios.
Pero tal cual está será simplemente inaplicable a menos que se desee quebrar el Estado de derecho y hasta el sentido común, como al proponer la apertura de sucesiones (al revelar el contenido de testamentos) ¡con el testador aún vivo!