“Día por día”
El jueves leí que Alemania asignó siete mil de millones de euros (equivalentes a más de 385,000 millones de pesos) para atender las necesidades de poco más de 600,000 inmigrantes, muchos de ellos ilegales o refugiados.
La noticia me llegó mientras pensaba cómo el efecto neto de las inmigraciones puede resultar positivo si se considera el aporte de la mano de obra barata.
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Pero sean haitianos aquí o africanos en Europa, esa ganancia del PIB paradójicamente afecta malamente a los más pobres: bajan los salarios mínimos, suben los impuestos y el gasto público en subsidios o programas sociales se diluye pues toca a menos per cápita.
Aumenta la brecha socio-económica. Igualito que aquí, en Europa y países como Estados Unidos, el influjo de inmigrantes pobres, sin destrezas, desesperados e ilegales beneficia más que nada a una parte de los más ricos y a los políticos que pretenden aprovechar los miedos e ignorancia de los propios pobres para meter miedo con un falso nacionalismo.
Las soluciones debemos pensarlas fríamente.
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