He opinado antes que ningún país que realmente desee impulsar su industria y su comercio puede permitir que un eslabón imprescindible de la economía, el transporte, esté en manos mafiosas.
Es frecuente que los principales puertos dominicanos estén paralizados porque unos camioneros creen ser dueños absolutos del derecho a entrar y sacar mercancía del muelle.
Casi siempre el conflicto es porque camioneros deciden escudarse en pseudo-sindicatos que realmente son empresas millonarias dedicadas al abuso y engaño de sus clientes. Igual a como en la mafia, desafiar a la organización no está permitido…
Dada la notoria disgregación de intereses empresariales, difícilmente habrá entre sus dirigentes suficiente testosterona o voluntad para unirse en defensa de la libertades de empresa, de tránsito y de asociación.
Todo lo anterior aplica casi idénticamente al transporte urbano de pasajeros.
El gobierno aumentaría aún más su enorme popularidad si decidiera partirle la parpartana a los patanes pataneros y guagüeros-conchistas. Pero no querrá cargar solo con el costo político.