He discrepado al oír amigos decir que las acciones judiciales en torno a la riqueza de allegados a Leonel Fernández constituyen un ataque a él mismo.
Creer eso significaría aceptar que el ex presidente pudiera ser cómplice o cuando menos encubridor de inconductas, si las mismas llegasen a probarse en justicia.
De hecho, sé de muchísimos simpatizantes del doctor Fernández que apoyamos todas las pesquisas que puedan encaminarse para investigar a cualquiera que haya administrado fondos públicos y se encuentre señalado por el rumor público como corrupto.
Oponerse a ello bajo guisa de defender a Leonel es un contra-sentido, casi una estupidez. Porque supondría que el río suena porque trae agua…
Sin embargo, entiendo que no corresponde a ningún expresidente complacer a sus adversarios cuando estos, carentes de otro método para crecer en la estimación pública, tiran piedras en derredor suyo. Si la justicia logra librar a cualquier político de sus presuntamente malas compañías, merece aplausos.