El sábado comenté que encierra muchas lecciones la declaración de loma Miranda como parque por parte del Congreso.
Falconbridge, entre cuyos accionistas está el Estado, necesita preguntarse cómo siendo dizque poderosa e influyente es incapaz de crear y mantener vínculos y alianzas para disfrutar de mejor imagen y defender sus intereses legítimos.
Carecer de dolientes es el mayor fracaso de relaciones públicas para cualquier ciudadano corporativo que se precie de aspirar a la excelencia. Dije también que en Bonao y La Vega hasta los curas son activistas contrarios y al gobierno le hiede el tema…
Analizar cómo se gesta una debacle “comunicacional” tan devastadora es tarea parecida a las autopsias.
Reitero que es una pena, porque hasta ahora el pleito por loma Miranda sólo beneficia al ego de unos pocos ambientalistas y otros chantajistas.
El gobierno, si hace como nunca, quizás observe la ley que crea el parque y devuelva racionalidad al debate.