Es un patético sofisma, o sea “razón o argumento aparente con que se quiere defender o persuadir lo que es falso”, la argucia esgrimida ayer en esta misma página por el señor Edwin Paraisson atribuyendo “profundas contradicciones” e “incoherencia estatal” a la República Dominicana debido a su legislación vigente sobre cómo obtener la ciudadanía dominicana.
Pretende este agente haitiano igualar los casos de personas famosas que obtienen la nacionalidad dominicana, como por ejemplo Julio Iglesias, con los de descendientes de haitianos que alegan ser dominicanos pero carecen de documentos probatorios; un principio jurídico aplicable tanto allá como aquí es que quien alegue un hecho en Justicia debe probarlo.
¿Puede cualquiera ir a otro país y alegar ser nacional suyo sin demostrarlo? Solicitar la ciudadanía cumpliendo la ley es muy distinto a exigirla sin demostrar el invocado derecho, situación que la legislación dominicana prevé y ofrece solucionar. A propósito, ¿cuántos extranjeros han solicitado a Haití otorgarles su ciudadanía?