Santo Domingo cumple hoy 518 años de fundada y la memoria, esa terca intrusa, me tira a los pies los dos primeros versos de “La Fundación Mítica de Buenos Aires”, el poema de Borges publicado en 1929 en su “Cuaderno San Martín”.
Se pregunta el poeta: “¿Y fue por este río de sueñera y de barro / que las proas vinieron a fundarme la patria?”.
Antonio Emilio Ornes, erudito borgiano, me ayudó en 1977 a descifrar partes que no entendía, como eso de “un mar que tenía cinco lunas de anchura”… 518 años después de medir a cuerda las manzanas ovandinas y piedra sobre piedra edificar la ciudad junto al río nuestro de parduzca corriente, con mayor terquedad que mil memorias este fluye aún, moribundo y sucio. Intrusos malagradecidos, tantos años tras acogotar al Ozama, los capitaleños debemos saldar nuestra antiquísima deuda con esta vital arteria fluvial. La salud del Ozama refleja la del alma de la ciudad.