Este 25 de septiembre, en conmemoración del Día Mundial del Pulmón, las principales organizaciones de salud mundial hacen un llamado urgente a tomar medidas para combatir la contaminación del aire, que afecta al 99% de la población mundial y está directamente relacionada con enfermedades pulmonares y cardiovasculares.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la exposición a partículas contaminantes finas (PM2.5), provenientes de la quema de combustibles fósiles, está vinculada a más de 7 millones de muertes prematuras al año, cifra que pone en evidencia la gravedad del problema, según datos del máximo ente sanitario internacional, extraídos de su informe sobre calidad del aire de 2024. Asimismo, enfermedades como el cáncer de pulmón, la EPOC y las infecciones respiratorias agudas, se encuentran entre las principales consecuencias de respirar aire insalubre.
Este vínculo entre la calidad del aire y la salud pulmonar subraya la urgencia de adoptar políticas que mitiguen las emisiones de gases de efecto invernadero, responsables tanto del calentamiento global como del deterioro de la salud respiratoria. En ese tono, el impacto de la contaminación del aire no solo se limita a enfermedades pulmonares.
El aire limpio es vital para mantener una buena salud pulmonar y prevenir una amplia gama de enfermedades respiratorias. La contaminación del aire, tanto en exteriores como en interiores, representa una amenaza significativa para la salud pública.
Según la OMS, casi toda la población mundial respira aire que contiene niveles peligrosos de contaminantes, especialmente partículas PM2.5, que pueden penetrar profundamente en los pulmones y causar daños irreversibles (OMS, 2024). Las principales fuentes de estas partículas son la quema de combustibles fósiles, vehículos, industrias y aparatos de calefacción doméstica.
El doctor Pablo Orellano, especialista en epidemiología del CONICET, explicó en una reciente entrevista en Infobae que “las partículas PM2.5 son lo suficientemente pequeñas como para penetrar en los pulmones, atravesar los alvéolos y llegar al torrente sanguíneo, lo que puede causar daños graves a la salud”.
Este tipo de contaminación es especialmente peligrosa porque no solo afecta el sistema respiratorio, sino que puede impactar en otros órganos del cuerpo, como el cerebro, incrementando el riesgo de enfermedades neurodegenerativas.
“En cuanto al material particulado 2.5, se considera que el nivel de contaminación de América Latina se ubica entre moderado y alto, de acuerdo con las recomendaciones de la OMS”, aseguró a InfobaeNéstor Rojas, investigador en calidad del aire y profesor de la Universidad Nacional de Colombia. Y agregó: “Chile, México y Brasil se destacan por el monitoreo del material particulado. Luego, les siguen Colombia y Perú, que tienen estaciones de monitoreo, pero con algunos problemas de calidad de los datos”.
Mientras que Enrique Puliafito, investigador en calidad del aire, CONICET, Argentina, aseguró que en el territorio argentino “se carece de medidores calibrados de PM2.5, pero tiene capacidad de modelación y análisis satelital. Sin embargo, no cuenta con suficiente personal para el monitoreo”.
¿Qué enfermedades están relacionadas con la contaminación del aire?
Entre las principales afecciones relacionadas con la contaminación atmosférica se encuentran el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el cáncer de pulmón y las infecciones respiratorias agudas. Según el Foro de Sociedades Respiratorias Internacionales, la exposición a contaminantes en el aire puede agravar condiciones preexistentes, como el asma, y contribuir al desarrollo de otras enfermedades graves, como la EPOC, que afecta a más de 200 millones de personas en todo el mundo.
Además, la exposición prolongada a partículas PM2.5 está directamente asociada con un aumento del riesgo de enfermedades neurodegenerativas, como el Parkinson. En tanto, el doctor Germán Picciochi, especialista en neurología, detalló que “las nanopartículas PM2.5, debido a su pequeño tamaño, pueden atravesar la barrera hematoencefálica y llegar al cerebro, donde desencadenan procesos inflamatorios que podrían estar relacionados con enfermedades como el Parkinson”. Este riesgo se incrementa en áreas metropolitanas, donde los niveles de contaminación son más altos.
“Observamos que la relación entre el aumento de material particulado y el aumento de la mortalidad es consistente en todas las ciudades. Las muertes ocurren el mismo día del exceso y al día siguiente, un impacto muy cercano a la exposición”, aseguró a Infobae Rosana Abrutzky, magister en Gestión Ambiental e investigadora del Instituto Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires.
¿Qué medidas pueden adoptarse para reducir la contaminación del aire?
En respuesta a esta crisis global, la OMS y otras organizaciones internacionales han instado a los gobiernos a implementar políticas más estrictas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación del aire.
“Debemos intensificar los esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y combatir los riesgos para la salud vinculados a la contaminación del aire”, destacó la doctora Patricia Rivera, presidenta de la FIRS, en un reciente comunicado de la Sociedad Torácica Estadounidense. Las políticas dirigidas a reducir la quema de combustibles fósiles, mejorar la eficiencia energética y fomentar el uso de fuentes de energía limpias son esenciales para mitigar el impacto de la contaminación atmosférica.
En línea con esta recomendación, la doctora Brittany Krzyzanowski, investigadora del Instituto Neurológico Barrow, señaló que “es crucial reducir los niveles de partículas finas PM2.5 en las zonas urbanas, donde su concentración es significativamente más alta, lo que incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias y neurodegenerativas”. Las investigaciones actuales refuerzan la necesidad de políticas locales e internacionales más estrictas para limitar la exposición a estos contaminantes.
El impacto de la contaminación del aire en los grupos vulnerables
Los grupos más vulnerables, como los niños, los ancianos y las personas con afecciones respiratorias preexistentes, son los más afectados por la contaminación del aire. Según la OMS, en 2022, más de 440,000 niños menores de cinco años murieron prematuramente debido a la exposición a aire contaminado. Las infecciones respiratorias bajas, como la neumonía, son la principal causa de estas muertes, lo que resalta la necesidad de adoptar medidas preventivas.
La doctora Brittany Krzyzanowski también destacó que los más vulnerables, como los ancianos y las personas con enfermedades preexistentes, “son quienes experimentan mayores complicaciones ante la exposición prolongada a PM2.5, dado que esta contaminación exacerba las enfermedades respiratorias y cardiovasculares”. Este grupo debe recibir especial atención en las políticas públicas para reducir la exposición y mitigar los riesgos.
¿Qué papel juega el cambio climático en la calidad del aire?
El cambio climático está estrechamente relacionado con la calidad del aire. A medida que la temperatura global aumenta, se generan más eventos climáticos extremos, como incendios forestales y tormentas de polvo, que liberan grandes cantidades de contaminantes en el aire. “El aumento de las temperaturas y los incendios forestales está empeorando la calidad del aire en todo el mundo, lo que afecta especialmente a los grupos más vulnerables”, explicó la doctora Patricia Rivera (Sociedad Torácica Estadounidense, 2024).