Santo Domingo.- La Virgen María es reconocida y venerada por la Iglesia Católica como la madre de Jesús, pero también es considerada como la madre espiritual de todos los creyentes.
Sin embargo, muchas veces causa revuelo entre creyentes y no creyentes la devoción que sienten los cristianos católicos hacia la Virgen María, bajo las diversas advocaciones u otros santos, y es conveniente resaltar que existe una confusión en el uso de la palabra «adoración y veneración».
La adoración, también conocida como latría o culto, debe ser rendida únicamente a Dios por ser Señor de todo lo creado, fuente de bien, sabiduría y misericordia infinita.
Según el Catecismo de la Iglesia Católica adorar a Dios es es reconocer, con respeto y sumisión absoluta, la “nada de la criatura”, que sólo existe por Dios. Adorar a Dios es alabarlo, exaltarle y humillarse a sí mismo, como hace María en el Magníficat, confesando con gratitud que Él ha hecho grandes cosas y que su nombre es santo. (Lucas 1, 46-49).
Por otro lado, la veneración destinada a la Virgen María o a los santos no tiene como fin a ellos mismos, sino a Dios. Es decir, que los católicos veneran a la Virgen María, en razón de la excelencia de sus virtudes por sobre los demás santos.
En ese sentido, los cristianos católicos adoran únicamente a Dios. No adoran imágenes ni estatuas, sino que veneran lo que ellas representan y no a ellas por sí mismas.
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A propósito de celebrar hoy el Día de la Virgen de la Altagracia te contamos cinco razones por las que los católicos veneran a la Virgen María a la luz de la Biblia
1- ¿Por qué a María le dicen la llena de gracia?
«El Ángel Gabriel es el primero en llamarle así, ‘¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo’, pues todos los méritos de María le vienen de Jesús, esta fue concebida sin la mancha del pecado original porque iba a dar a luz al hijo Dios. El hijo de Dios no podría nacer de un vientre contaminado por el pecado. María es quien posee la gracia más alta que ha podido recibir un ser humano por ser la madre de Dios», indicó el sacerdote Franklin Camacho, director de la Pastoral Vocacional de la Arquidiócesis de Santo Domingo, en una entrevista a El Día.
En ese sentido, manifiesta que «María es la Madre de Dios porque es la madre de Jesús quien es verdadero Dios y verdadero hombre, es madre del verbo hecho carne y madre de la segunda persona de la Santísima Trinidad, el cual asume nuestra carne humana en María».
2-¿Por qué la Iglesia Católica venera a la Virgen?
Camacho explica que la veneración a la virgen María no es nueva, sino que esta nace con la Iglesia, por ejemplo la más antigua oración mariana es del siglo II D.C. que fue encontrada en una de las catacumbas donde se reunían los primeros cristianos en tiempo de la persecución», indicó al recitar la oración que reza así:
«Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios;
no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien, líbranos de todo peligro,
¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita».
Resalta que la misma virgen María en el libro de Lucas 1,48 expresa «porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada», razón que confirma su veneración hasta la actualidad.
«La Virgen ha estado presente en la Iglesia siempre, así como estuvo presente en la Iglesia naciente el día de Pentecostés «Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús». (Hechos 1,14).
3- ¿Por qué los católicos necesitan una madre espiritual?
El también vicerrector del Seminario Menor Jesús Buen Pastor dice que los cristianos católicos siguen simplemente el mandato de Jesús, pues fue él mismo quine nos la entregó como madre al pie de la cruz «Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa». (Juan 19,26-27)
Indicó que María como mujer está siempre atenta a las necesidades de sus hijos como lo hizo en la boda de Caná de Galilea. (Jn 2, 1-11)
«Ella intercede por nosotros ante su hijo Jesús. La Mariología aclara que la intercesión de María es ante Jesús no ante el Padre», aclaró.
Asimismo, aseveró que el camino más seguro para llegar a Jesús es su madre a quién él escuchó en la boda de Caná de Galilea sin todavía haber llegado su hora.
4- ¿Por qué pedir algo a la Virgen si ya tengo a Jesús?
«El camino más seguro para llegar a Jesús es su madre. La historia y la vivencia de las comunidades cristianas han experimentado la intercesión de la Virgen hasta nuestros días», así lo expresó tras considerar que María atiende las súplicas de los creyentes que al igual que los novios en las bodas de Caná no tenían vino e intercedió ante su hijo Jesús para que él obrara un milagro.
5- ¿Cuándo venero la imagen de la Virgen estoy idolatrándola?
«Cuando venero a la virgen no estoy siendo idolatra, los cristianos somos conscientes que ella no es Dios. Un ídolo es todo aquello que ocupa el lugar de Dios, no lo que me lleva a él», aclaró el Reverendo Padre.
«Por ejemplo una imagen de la Virgen de la Altagracia nos traslada al nacimiento del niño Jesús porque lo que contemplamos en el cuadro es a la Sagrada Familia de Nazareth, José, María y el niño Jesús», dijo Camacho al reiterar que la Virgen nos lleva a Jesús.
En ese sentido, indicó que tal y como lo relata el libro de Números 21, 9 aquella serpiente de bronce creada por Moisés no era un ídolo porque no ocupaba el lugar de Dios, sino que llevaba al pueblo a él «Hizo Moisés una serpiente de bronce y la puso en un mástil. Y si una serpiente mordía a un hombre y éste miraba la serpiente de bronce, quedaba con vida».
De igual modo, explica que «en el capítulo 25 del libro del Éxodo Dios manda a construir un arca de la Alianza que tenía dos querubines de oro macizo, es decir, dos estatuas de ángeles».
Insistió que incluso «en el Nuevo Testamento se acercaron a Jesús los fariseos y los herodianos para tentarlo a ver si se pronunciaba en contra del César y Jesús para responder a ellos tomó una moneda prestada y presenta la imagen del César, lo que refleja que si Jesús estuviera en contra de la imágenes en ese momento las condena y no lo hizo».
«Más él, dándose cuenta de su hipocresía, les dijo: «¿Por qué me tentáis? Traedme un denario, que lo vea.» Se lo trajeron y les dice: «¿De quién es esta imagen y la inscripción?» Ellos le dijeron: «Del César.» Jesús les dijo: «Lo del César, devolvédselo al César, y lo de Dios, a Dios.» Y se maravillaban de él». (Marcos 12, 15-17)
El sacerdote evidencia que según las Sagradas Escrituras, Dios no prohíbe el uso de imágenes, un ejemplo claro de esto es cuando Salomón en el templo de Jerusalén construyó imágenes. «Esculpió todo en torno los muros de la Casa con grabados de escultura de querubines, palmeras, capullos abiertos, al interior y al exterior». (1 Reyes 6, 29) (1 Reyes 7, 28-29)