En su ensayo “La novela de la Resistencia en Italia”. Cuadernos de poética mayo-agosto. 1985: 33-50 (Año 2, No. 6), la desaparecida revista dirigida por el escritor Diógenes Céspedes, Giovanni Di Pietro trata de la desilusión que experimentaron los jóvenes escritores del período de la Resistencia en Italia bajo el régimen fascista de Mussolini; de esa suerte se estrena como crítico en la cultura dominicana.
En ese su primer escrito publicado ya están presentes las trazas del método de investigación literaria que usará a lo largo de su oficio de escritor, que es el ecléctico, ciertamente, de índole posmodernista.
El plato fuerte del artículo consiste en la crítica que Di Pietro hace al concepto de hombre nuevo y la sociedad nueva que proyectaron tanto el fascismo, primero, y el marxismo, después, en Italia en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Sostiene que tanto la una como la otra ideología fracasaron en ese país.
El escritor circunscribe su análisis y estudio solo al género de las novelas representativas de la Resistencia para ilustrar su tesis, entre las que resaltan una de Pavese, de Calvino, de Pasolini, de Fenoglio, de Pratolini, de Cassola y de Bassani.
Di Pietro critica el peso que ejercieron el nazifascismo y el marxismo en los jóvenes escritores en Italia, que no hicieron sino haberlos sumido en el más profundo desencanto una vez se dieron cuenta del contenido propagandístico de ambas ideologías.
Giovanni divide la novela de ese período en tres aspectos: 1. Lucha clandestina; 2. La armada; y 3. Las desilusiones políticas de posguerra (pp. 33-35).
Afirma que en la novela de la Resistencia con frecuencia se recrea la experiencia humana de los noveles escritores durante la dictadura de Mussolini.
Sin duda, los novelistas de la Resistencia fueron tributarios de la visión ética y política del filósofo italiano Benedetto Croce, cuya ética consta de acción moral y acción política (pp. 37-39, 45); por ende, visto desde esta perspectiva, no hay problemas políticos, ni sociales, ni de ninguna otra índole, sino que, en el fondo, son de carácter moral.
Nuestro autor condena el fascismo y el marxismo por ser ideologías.
Como debe ser. Sin embargo, no se conduce de igual forma frente a la hebreocristiana –otra ideología, pero religiosa— (pp. 45-46), a la que no aplica el estilete crítico con el mismo rigor; más bien, la ve como redención a los problemas del hombre nuevo y sociedad nueva que proyectaron no solo las citadas ideologías políticas cuanto también Bassani en su novela “El jardín de los Finzi-Contini”.
Por cierto, el tema del hombre nuevo y de la nueva sociedad será el que Di Pietro analizará en su otro ensayo, “La novela bíblica y el fin de la Era”, publicado en la misma revista (Año 6, No. 18), en la cual descubre un mensaje político solapado en medio del ropaje religioso de las cuatro novelas que componen el ciclo.
Por último, para Di Pietro, el cambio de un hombre nuevo y de una sociedad nueva está en la madurez espiritual que pueda lograr el ser humano, sin la cual no es posible ningún cambio que se proponga hacer en su sociedad.