En los últimos años, Rafael Devers ha sido la fuerza ofensiva de los Medias Rojas de Boston y se ha forjado la máxima de que como vaya el antesalista dominicano, así marcha la segunda franquicia emblemática en la División Este de la Liga Americana.
Este decir se ha puesto en evidencia en la recta final de la temporada de Grandes Ligas con la baja que registra Devers, cónsona con la racha negativa del equipo que casi se descuelga de los puestos de wild card.
Tan mal se ha comportado el de Samaná en esta etapa, que su ofensiva marca por debajo de la llamada “Línea de Mendoza”, referente a cuando un jugador batea por debajo de .200, lo que caracterizó al antiguo parador en corto mexicano Mario Mendoza en cinco de nueve años que actuó en las Mayores.
En los recientes 30 partidos, con corte al pasado domingo 8, el poderoso bateador zurdo solo repartió 23 incogibles en 118 turnos (average .195), apenas tres jonrones, 11 carreras impulsadas, igual en anotadas, 12 boletos por 32 ponches, .267 en OBP y .331 de SLG.
Si lo reducimos a los últimos 15 encuentros, la baja es mayor: 56-8 (ave .143), un vuelacerca, 4CI, dos anotadas, cinco bases, 14 abanicadas, .210 de OBP, SLG .214. En los últimos siete juegos (hasta el domingo), “Carita” Devers ligó para .160 (de 25-4), sin jonrón, 1CI, dos BB, cuatro ponches, OBP de .214 y .200 de SLG.
En parte de ese trayecto flojo de Devers, Boston tejió rachas de perder siete de los últimos diez partidos y 13 de 20 como parte de una foja de 18-28 desde el Juego de las Estrellas, que ha puesto en peligro (cuatro juegos atrás) de la zona de wild card.
A pesar del bajón de la etapa final de campaña, Devers registra una temporada de guarismos que ya anhelarían muchos: batea .281 (138 imparables en 491 turnos), con 34 dobles, 28 jonrones, cinco triples, 81 carreras impulsadas, 84 anotadas, .358 de OBP, SLG de .542 y OPS de .900. Respetables estadísticas.
El lunes, Devers disparó tres imparables en cinco visitas y los Medias Rojas tuvieron jonrones por partida doble de Rob Refsnyder y Tyler O’Neill para apabullar a los decaídos Oriones por 12-3. Es quizás el despertar del Devers que necesita Boston para atrapar la postemporada, cuando le restan 18 partidos por disputar.
Morel y De la Cruz: Cristopher Morel disfrutaba de total confianza como tercera base de Chicago Cubs y Bryan de la Cruz era lo mejor de la ofensiva de los Miami Marlins, pero sus cambios a otras franquicias no han resultado favorables para ellos.
Aunque con bajo promedio (.199) con Chicago, Morel tenía 18 jonrones y 51 producidas en 103 juegos, la mayoría como cuarto bate, pero al llegar a Tampa Bay Rays fue pasado a defender el segundo cojín, donde ha tenido problemas. Con el bate ha bajado en todo. En 33 partidos, ave .187, tres para la calle, dos dobles, un triple; el OBP bajó de .302 con Chicago a .270, el SLG de .373 a .293 y el OPS de .675 a .563 con Tampa.
De la Cruz estaba a diario en los jardines o BD con Miami, pero al pasar a los Piratas de Pittsburgh perdió tal estatus. Con 18 vuelacercas, 19 dobles y 51 impulsadas en 105 cotejos, derivó a 1-5-12 en 32 juegos. De batear .245 cayó a .205; de un OBP de .289 a .223, el SLG de .417 a .274; y OPS de un pobre .706 a un miserable .497 con los bucaneros.
Ya será cuestión de esperar la temporada de 2025 para ver si Cristopher Morel y Bryan de la Cruz logran mejor adaptación en sus nuevas franquicias.