Chicago.- Un estudiante universitario que mató a tiros a sus padres en el campus de la universidad Central Michigan, en el norte de Estados Unidos, fue detenido sin oponer resistencia tras varias horas de búsqueda, indicó el sábado la policía.
Los hechos se produjeron el viernes por la mañana en esta universidad ubicada en la localidad de Mount Pleasant, entre Chicago y Detroit, provocando el encierro de estudiantes en sus aulas o sus dormitorios.
El presunto autor de los disparos, James Eric Davis, de 19 años de edad y estudiante universitario, logró huir. Ello desencadenó una masiva búsqueda del sospechoso, que tardó varias horas en ser localizado y detenido.
La universidad indicó que el padre, un oficial de policía, y la madre del sospechoso fueron las víctimas de los disparos. Ambos residían en los alrededores de Chicago.
«Las personas fallecidas no son estudiantes», ya había anunciado previamente la universidad en un comunicado. La policía estimó que los hechos pudieron originarse por una «cuestión familiar». No hubo otros heridos. Davis era conocido por sus problemas con la ley.
La policía lo llevó a un hospital la noche anterior al tiroteo por un «tipo de incidente relacionado con las drogas: una sobredosis o una mala reacción a las drogas», informó el portavoz de la policía del campus, Larry Klaus, en una conferencia de prensa.
El campus se mantuvo cerrado, horas después de ocurrido el hecho, cuando el sospechoso no había sido aún localizado por las autoridades. La policía recorrió el campus y las áreas circundantes, con helicópteros y oficiales a pie.
Agentes federales de la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego fueron enviados al lugar para ayudar a la policía local.
El tiroteo se produce en medio de un renovado debate en Estados Unidos sobre la violencia con armas de fuego, iniciado después de que hace dos semanas 17 personas murieran por disparos en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas, en Florida.
Encerrados en las aulas
Nikolas Cruz, el responsable del tiroteo en Florida, tenía antecedentes penales por enfrentamientos con las fuerzas del orden, que se han visto salpicadas por no haber evitado la tragedia a pesar de haber recibido múltiples advertencias.
Aún no está claro qué tipo de arma se usó en el tiroteo de Michigan o cómo se adquirió. Las normas estatales permiten portar armas con permiso, mientras que la Universidad Central de Michigan las prohíbe en todo el campus.
La reacción al tiroteo fue rápida el viernes por la mañana, con múltiples advertencias en las redes sociales pocos minutos después del incidente a las 13H30 GMT, en las que se pedía a los estudiantes y al personal de la universidad que se quedaran donde estuviesen.
Estudiantes y trabajadores estuvieron encerrados en aulas y dormitorios durante horas, hasta que finalmente se les autorizó a salir.
Las clases se cancelaron y a las personas ajenas al centro se les pidió que se mantuvieran alejados de la zona, muchos de ellos padres que iban a buscar a sus hijos, ya que en un día el campus cerraba por el comienzo de las fiestas de primavera.
Este último hecho se suma a la larga lista de tiroteos que se han producido en establecimientos educativos en Estados Unidos, como el de Newtown, en el que murieron 26 personas de una escuela primaria en 2012, o el de Virginia Tech, en el campus de una universidad del este del país, que provocó 32 muertos en 2007.