Todo parece indicar que la situación del dominicano Sammy Sosa en sus relaciones con Grandes Ligas, en especial con su antiguo equipo, los Cachorros de Chicago, se hace cada día más complicada.
Ello así, porque sus principales ejecutivos y también un gran por ciento de los seguidores de ese club, donde por años se le trató como ‘una divinidad’, no le perdonan que haya abandonado el conjunto antes de concluir el último choque de la temporada 2004.
Sammy compiló estadísticas para haber ingresado al Salón de la Fama de Cooperstown, sin arrugas, en la primara oportunidad.
No le encuentro explicación lógica para que se haya ganado tanto odio hacia él, incluso de parte de excompañeros, que se supone que eran amigos fuera y dentro del terreno de juego.
Con este espinoso problema del petromacorisano, la República Dominicana ve cada día más lejana, la esperanza de su ingreso a la inmortalidad.
A Sosa nunca se le comprobó que consumiera esteroides, por lo que uno no imagina de dónde tanta cizaña, es como si todos se hayan puesto en su contra, mientras que él hace muy poco para revertir las opiniones adversas a su persona.
En la actualidad hay cuatro dominicanos que confrontan graves inconvenientes para ingresar a la inmortalidad, a pesar de tener los números más que suficientes.
Otros que debieran estar instalados o con probabilidades de ingresar a Cooperstown son: Alex Rodríguez, Manny Ramírez, Robinson Canó, y Miguel Tejada.
Pero el caso Sosa, llama a reflexión, porque se siente odio y maldad en entre sus opositores, entre ellos, su excompañero Ryne Samberg, un ex estelar intermedista de los Cubs.