El Estado debe abocarse a emitir políticas de fomento del cultivo del bambú para lograr beneficios en dos direcciones: una sería incentivar esta práctica para el aprovechamiento empresarial e industrial, y la otra, aplicar un plan de desalojo de barrios improvisados a orillas de ríos, arroyos y cañadas para convertir esos espacios en bosques de bambú.
Específicamente, la iniciativa deberá iniciarse en el sector La Zurza, del Distrito Nacional. Allí se originó un brote de cólera y urge que el gobierno disponga el traslado de sus pobladores a otro lugar y allí fomentar un bosque de bambú.
Se trataría de un proyecto piloto que luego se replique a orillas de ríos y arroyos en otras partes del país, especialmente en la ribera del río Yaque del Norte, en la periferia de Santiago.
Por otra parte, podemos igualmente ver otra vertiente del problema. Si observamos el bambú como alternativa para el uso de productos plásticos ¿quién ganaría a quién?
Los científicos e investigadores ¿trabajan en un sustituto de plástico a partir del bambú?
En cuanto a las bondades y utilidades del bambú nos encontramos que estas son infinitas. Un repaso del proceso de aparición y desarrollo de esta planta gramínea conduce a un mundo impresionante.
Se estima que el origen del bambú sobre la tierra data de hace de unos 40 millones de años. La utilización del mismo, en cambio, viene aproximadamente del año 5,000 a. C., Neolítico de la Edad de Piedra, en China, donde aparecen los primeros productos fabricados en bambú, como flechas o materiales de construcción (revista Franqui Hogar).
Bambú versus plástico
El plástico, sin embargo, tuvo su origen en Estados Unidos, en 1860, es decir, hace apenas unos millones de años después del bambú, o sea, si hacemos la comparación de longevidad con esta gramínea maderable.
El surgimiento del plástico se atribuye a John Hyatt, “quien inventó el celuloide, que a su vez dio origen a la industria cinematográfica”.
Se desata disputa en torno al plástico
La aparición del plástico creó una gran expectativa en una multiplicidad de ramas de la industria. Pero ahora existe una verdadera disputa por los daños que se atribuyen a este producto. Los defensores del plástico le cuelgan una serie de beneficios que son de impacto favorable a la humanidad. Empero, sectores científicos y ambientalistas acusan a este producto de causar serios daños ambientales en la tierra.
En las páginas web se reflejan serias discusiones que involucran a la industria, científicos y ambientalistas en pro y en contra de este producto. En ese aspecto, se sacó a relucir que las Naciones Unidas (ONU) han afirmado que “400 millones de toneladas de plástico se producen cada año y que la cifra se duplicará para 2040”. Destaca que “el debate sobre la contaminación de plásticos está en la agenda de la ONU desde 2012” y que “el reciclaje sigue siendo una de las formas más eficientes de reducir los plásticos”.
Los defensores del plástico afirman que el mismo “garantiza la seguridad para la salud”, “conserva alimentos y evita desperdicios”, “se utiliza en medicina avanzada y sistemas de seguridad”, “es duradero”, “no peligra las reservas de petróleo”, “permite ahorrar agua, energía y emisiones CO2” y “es reciclable”.
Han publicado incluso lo que definen como “impresionantes estadísticas sobre el reciclaje del plástico PET” en las que resaltan lo que ocurriría en una ciudad de más de 200 mil personas si se eliminan con el reciclaje “más de 2,100 toneladas de emisiones de efecto invernadero”.
Aseguran que con eso también se eliminan 54 mil millones de BTU y se conserva esa energía, se añaden a la economía entre 600 y 800 millones de dólares a través del reciclaje doméstico y los sistemas de depósitos para el reciclaje.
Pero todo no resulta ser tan reluciente. Las fundaciones, investigadores, científicos y defensores del medio ambiente han exhortado, asumiendo una posición algo más radical, a que se detenga la producción del plástico atendiendo a los daños que provoca a la ecología.
En tal sentido, mantienen una campaña de rechazo a este producto, la cual está calando cada vez más a nivel global. Y es que según se ha determinado, “el plástico tarda entre 100 y 1,000 años en descomponerse, por lo que está considerado como un material de descomposición muy lento y a largo plazo”.
Si te dicen: “Tú duras más que el plástico…
Si a alguien se le ocurre decirte de mala manera y para molestarte: ¿tú duras más que una botella de plástico?, No te ofendas, ya que según se atestigua en la web, “una botella de plástico tarda hasta 500 años en desintegrarse, aunque si está enterrada este tiempo se prolonga aún más”.
Es por esa larga durabilidad del plástico para descomponerse que se ha desatado una búsqueda intensa de nuevos productos y materiales que permitan sustituirlo por otros materiales alternos biodegradables. Hombres de ciencia de diferentes países y laboratorios se han enfrascado en búsqueda de sustitutos del plástico.
En el país, por ejemplo, la empresa ecológica Green Depot, en una atinada iniciativa del joven emprendedor Porfirio Báez, ingeniero industrial con maestría en Gestión Integrada, fabrica “utensilios desechables biodegradables”. Esta empresa se ha convertido en “los primeros productores de envases ecológicos de yagua en República Dominicana y el Caribe”. Esa compañía trabaja con “cero desperdicios, porque los residuos de la yagua serán, incluso, reutilizados”.
Algunos investigadores incluso han apuntado hacia el bambú, en el marco de lo cual ya parecen haber surgido alternativas.
En tal sentido, sectores ecologistas han comenzado a valorar el bambú como opción para la elaboración de nuevos productos para sustituyan o disminuyan el uso del plástico. ¿Qué se está haciendo al respecto? Tenemos que la República Popular China y Taiwán (reclamada esta última por China como uno de sus territorios) impulsan amplios programas de fomento en el plano nacional e internacional del cultivo y explotación del bambú a niveles industrial, empresarial, alimentos, y en construcciones, etc.
La Misión Técnica Agrícola de Taiwán y la Misión de Servicios Industriales impulsaron proyectos de fomento de bambú en el país, lo que contempló el cultivo, explotación y adiestramiento de productores, incluyendo adiestramientos a través de diferentes universidades y talleres intensivos en diseño innovador en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU).
Pero vino el rompimiento del gobierno dominicano con Taiwán, razón por lo cual esos programas se paralizaron. Pero establecidas las relaciones diplomáticas con la República Popular China se retomaron varios proyectos a través del Fondo Especial de Desarrollo Agropecuario (FEDA) que se presume están en cursos.
La alternativa al plástico
Decenas de países trabajan actualmente en el impulso de la industria del bambú con China a la cabeza. Laboratorios de diferentes naciones podrían estar trabajando para encontrar en el mágico bambú la alternativa al plástico, algo que ansía la humanidad.
Tenemos asimismo que la Organización Mundial del Bambú (INBAR) organización que fomenta la producción del bambú y el ratán, promueve estas plantas con miras a ayudar al desarrollo ambientalmente sostenible y el crecimiento verde en distintas regiones de la tierra.
En tanto, en el país urge la creación de políticas de Estado para el fomento del bambú como sector que contribuya al desarrollo empresarial, industrial, turismo, artesanal y otras aplicaciones.
Creemos apremiante también que las actuales autoridades deben usar el bambú para su siembra a orillas de ríos, arroyos y cañadas para que sirvan de contención a las crecidas de los ríos y como barrera natural controlable.
Eliminar barrios para sembrar bambú
El actual gobierno del presidente Luis Abinader debe, además, aplicar una política de traslado de barrios que se han levantado a orillas de ríos y arroyos y, en su lugar, crear bosques de bambú que luego sirvan para su aprovechamiento económico.
Hay países que han diseñado planes partiendo del bambú como la industria del futuro. Y es que esta planta milagrosa tiene una multiplicidad de aprovechamiento en diversos campos de la economía.
El bambú es un “valioso sustituto” de la madera tropical, es un recurso natural ligado a la cultura y el arte, tiene múltiples usos en viviendas (en China construyeron un hotel de bambú para exhibirlo en una bienal); muebles, jardinería, utensilios culinarios, ropa, artesanía, juguetes, medicina, pulpa para hacer papel, carbón activado, bebidas y sirve, asimismo, para preparar alimento humano delicioso y nutritivo.
Hay muchas razones para que el gobierno acoja los proyectos de bambú como política de Estado, aunque los financiamientos vengan de la China Popular porque total, eso “no afectaría la seguridad nacional” de ningún país.
Por Emiliano Reyes Espejo
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