El año termina recién después de “los carnavales” y cuando ya se acaba el verano. Eso es lo que se dice por el sur y también por el centro del continente.
Feliz año nuevo, entonces.
Será o no feliz, pero sin duda agitado sí. Política y electoralmente. Como que en este 2018 van a pasar cosas grandes.
Lo que pase en Brasil, como innegable epicentro regional, puede generar tsunamis en varias costas.
Es decir, lo que pase con Lula. Si va preso o no. Si puede ser candidato o no. Y si puede serlo, si gana las elecciones o no.
De cualquier manera este tema todavía no ha sido suficientemente discutido dentro de Brasil y el tema puede alargarse entre idas y venidas – Tribunal Supremo Federal, Tribunal Supremo Electoral- hasta agosto o setiembre. Puede precipitarse – esto es, que se resuelva rápidamente que Lula vaya a la cárcel y que no pueda ser candidato- pero no parece muy probable.
Donde habrá hechos concretos más rápidamente es en Colombia. Por ahora el entretenimiento, la discusión y los análisis van en torno a las encuestas , pero las elecciones legislativas – 102 senadores y 166 diputados- del 11 de marzo próximo marcarán la primera pauta real y cierta.
Con esa verdad y esos números concretos comenzará la corta carrera hacia las presidenciales del 27 de mayo. En esos 77 días los colombianos verán por quién decidir.
Son muchas cosas en juego y entre ellas los acuerdos de paz.
La fecha clave en Venezuela es el 22 de abril. Fue la que fijó el gobierno para las elecciones a las que se presentará Nicolás Maduro y para las cuales se ha inhabilitado a los principales líderes de la oposición.
Quizás estemos hablando de una fecha provisoria. Lo cierto es que cada día se reduce el numero de venezolanos que se quedarán para votar. Huyen de la catástrofe y el horror. Huyen de la dictadura.
El éxodo, una de las caras más visible, elocuente y cruel de la crisis, crece y lleva al cierre de fronteras en los países limítrofes.
La Comisión de DDHH de la OEA advierte sobre el “ alarmante deterioro de los derechos en Venezuela”. Se denuncia la masacre de mineros.
El Grupo de Lima reclamó al gobierno de Venezuela un cambio de fecha de los comicios y declaró hace unos horas que “no puede haber elecciones libres y justas con presos políticos, sin la plena participación de los partidos políticos y líderes detenidos o inhabilitados arbitrariamente”.
Este grupo está integrado por 14 de los más importantes países del continente y cuenta con el apoyo de EE. UU. y el reconocimiento de Jamaica.
Entre los que no son parte están los amigos del régimen venezolano: Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua, República Dominicana y Uruguay.
En Argentina, en tanto, se espera un fin verano y otoño caliente. Una gran cantidad de argentinos, sin duda una mayoría, espera que la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK) sea juzgada de una vez y condenada por corrupción.
Otra cantidad importante responde a la agitación promovida por el peronismo kirchnerista, parte de la CGT (central de trabajadores) algo dividida, algunos otros sectores del peronismos y “ organizaciones” sociales que responden a CFK.
Es una pulseada difícil la de Mauricio Macri. Reacomodar una economía que fue desquiciada, tomar medidas de ajuste y al tiempo satisfacer los reclamos de la gente, que ya venía muy castigada y que por eso resolvió dar la espalda al kirchnerismo y elegirlo a él.
Hay quienes dicen que Macri llego al mejor lugar en el peor momento: esto es, asumió la presidencia antes del desmoronamiento total. CFK debería haber seguido seis meses o a lo sumo un año más y Argentina hubiera pasado a competir con Venezuela.
Esta, en definitiva, es la única virtud que se le reconoce a Maduro: que lo que venga después de él, sea lo que sea, siempre será un alivio.