Pocos casos de nuestra reciente historia judicial han concitado tanta atención del conglomerado nacional y de dominicanos radicados en el exterior, como el correspondiente a los sobornados por la Odebrecht.
El seguimiento de este caso por la población ha sido desbordante y participativo.
Después de los arrestos el lunes 29 de mayo, de los que la Procuraduría General de la República incrimina en los sobornos, una opinión se ha hecho mayoritaria y es la que establece que en el referido grupo no están todos los que son.
La población tiene la firme creencia de que para la distribución de 92 millones de dólares fueron muchos los “amarres” que se tuvieron que hacer, por lo que entiende que fueron numerosos los participantes. Por eso considera que son múltiples y muy connotados los que se dejaron fuera.
Un sentimiento mayoritario es también que hay otros hechos que no se pueden engavetar, y son los correspondientes a las sobrevaluaciones de obras, la señalada financiación extranjera de la campaña electoral del presidente Danilo Medina y las transacciones alrededor de Punta Catalina.
El proceso que ha emprendido Marcha Verde tiene como meta esencial el fin de la impunidad y este no puede tener sólo como objeto los sobornos de Odebrecht, sino también los casos señalados anteriormente, así como los relativos a los Tucano, Oisoe, CEA, etc.
Lamentable es, por otro lado, que altos dirigentes políticos hayan proclamado a priori la inocencia de sus compañeros de partido presos, cuando lo aconsejable es que se centraran en el reclamo para que los mismos sean objeto de la aplicación de un derecho íntegro, independiente y justo.
Después de los arrestos del día 29 es mucho el trabajo que tiene por delante el Ministerio Público. Igual afirmación podemos hacer respecto al Movimiento y Marcha Verde.
Este tiene por delante grandes tareas para impedir la rutinización, para ayudar a cambiar la cultura política en nuestro país y para alcanzar el fin de la impunidad.
A partir de los arrestos del 29 es de esperar que en la República Dominicana se produzcan modificaciones en la conducta de las instancias gubernamentales y partidarias.
Mientras tanto el Movimiento Verde debe hacer que la sociedad siga marchando en la calle, que es una forma de avanzar hacia el rescate de la esperanza.