Desgracias
Laceran el alma las explosiones y fuegos de San Cristóbal: 27 fallecidos, incontables heridos, hogares y negocios destruidos, robos entre escombros por bandas de facinerosos.
No están frías esas cenizas y otro siniestro en Las Terrenas quema diez comercios y requiere bomberos de Samaná y Sánchez. Estos desastres, como otro en La Vega, hablan del fallo enorme de falta o poca supervisión por autoridades municipales y de Obras Públicas, necesarias para proteger la seguridad ciudadana.
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El Gobierno ha reaccionado prontamente ante las tragedias, cumpliendo lo requerido, con el acompañamiento del presidente Abinader. Pero queda el escozor de que su país le falló a las víctimas, los fallecidos, heridos y afectados materialmente.
No creo que sean culpas atribuibles sólo a uno u otro gobierno, sino al secular entramado de complicidades, la corrupción e indolencia que engrasan el facilismo para violar códigos de construcción, normas de seguridad e inspecciones periódicas. También facilita impunidad para los responsables.
Ojalá el Ministerio Público ponga empeño (como con sus mariscadas y lawfare) para que los culpables paguen civil y penalmente.
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