Santo Domingo.- En su camino de regreso a las Grandes Ligas, Marcell Ozuna acaba de dejar una huella imborrable de su talento y poder en la Liga de Béisbol Profesional de la República Dominicana (Lidom), en la cual cargó a los Gigantes del Cibao hasta conquistar el sábado el título de campeones.
Ozuna, además, logró el premio al Jugador Más Valioso de la final del torneo de la República Dominicana, país que entre el 28 de enero y el 3 de febrero acogerá la Serie de Béisbol del Caribe. En cada una de las etapas del torneo, Ozuna dejó ver la calidad y poder que posee en su madero para producir en favor de la causa de los Gigantes, cualidades que lo han convertido en uno de los bateadores más productivos en el béisbol de las Grandes Ligas y que llena de optimismo su camino de regreso con los Bravos de Atlanta.
Sumando las tres fases del campeonato de béisbol invernal dominicano, el poderoso jardinero izquierdo de los Gigantes, bateó para promedio de .307 (153-47), con 10 cuadrangulares, ocho dobles y 31 carreras remolcadas, además anotó 23 vueltas, tomó 20 bases por bolas y se ponchó en 26 ocasiones en 42 partidos.
En estos 42 encuentros, Marcell mostró que la velocidad y la potencia de su bate está presente, promediando un palo de vuelta completa cada 15.3 turnos al bate, logrando su mejor desempeño en este aspecto en la final, donde tuvo una frecuencia de un jonrón cada 5.3 apariciones al plato, fruto de sus tres jonrones en 16 turnos oficiales.
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Su poder en esta última instancia fue tan importante, que las ocho carreras que produjo, llegaron al plato productos de sus tres vuelacercas, líder en ambos renglones en la final. Esta frecuencia de un jonrón cada 15.3 apariciones al plato, en una temporada de 500 turnos al bate, Ozuna habría pegado 32 cuadrangulares, estadística que sin dudas debe alentar a los Bravos de Atlanta, de cara a su regreso, con el conjunto campeón de las Grandes Ligas.
Con casi el 40 % de sus imparables, contabilizados como extrabases (47-18), Ozuna demostró la contundencia con la que le puede pegar a la pelota y que lo convirtió el bateador más temido del béisbol dominicano en el recién finalizado campeonato.
Uno de los aspectos que suele afectar a este tipo de bateador, que posee tanto poder en el madero, es que suelen pocharse con mucha frecuencia, pero Ozuna mostró una gran capacidad de hacer contacto y de selectividad en el plato, al registrar un ponche, por casi cada seis turnos al bate (5.88) y logrando 20 bases por bolas, con relación a las 26 ocasiones que fue ponchado.
Con una combinación de poder, productividad y bateo oportuno, este último aspecto que dejó ver con mayor frecuencia en la final, al remolcar cinco de sus ocho carreras luego de dos outs, Ozuna muestra que continúa siendo una amenaza para sus rivales en cualquier situación del juego.
Marcell perdió mucho tiempo de juego la pasada temporada, debido a lesiones y problemas personales, por los cuales ha respondido y continuará cumpliendo ante MLB. Por lo que este paso por la liga dominicana sirvió para despejar las dudas de en donde se encuentra su juego y su cabeza, de cara al reto que le espera, como es contribuir para que su equipo retenga la corona de campeones de las Grandes Ligas.