Desde lejos

Desde lejos

Desde lejos

Lady Reyes, directora de Encuentros Interactivos.

Leí por ahí que “la vida, los hechos, las circunstancias y los imprevistos se ocupan de mostrarnos un camino que solo después de un tiempo podemos registrar y elegir”.

He escrito un montón de veces sobre ver lo positivo de lo que nos pasa, descubrir el aprendizaje oculto detrás de lo que vemos como dificultades, pérdidas y hasta enfermedades, amparándome en la frase “todo tiene una razón de ser”.

Aunque en lo que escribo, trato de mostrar esa luz al final del túnel, de ser proactiva y realista, de mostrar una solución y no enfocarme en el problema, mi vida -al igual que la de todos- es un cultivo de rosas, donde las flores tienen que bailar con las espinas, sí o sí.

A veces, desde la otra acera, es más fácil suponer y etiquetar. El corazón de la auyama solo lo toca la punta del cuchillo. Sin excepciones, todos cargamos cruces, afrontamos dificultades, tenemos perdidas y, una que otra vez, nos sentimos agotados, que lo que nos sucede nos desborda. No estás libre de estar en esta posición, por lo menos, una vez en tu vida.

Me he sentido así infinidad de veces. Les aseguro que “yo también tengo mis desiertos” y ellos, a veces, pueden ser muy áridos, hasta para una persona fuerte, determinada y resiliente como yo. Apenas ahora estoy saliendo de uno de esos procesos que te tiran a la lona y te dejan sin energía para levantarte.

Cuando me tocan esos momentos en los que siento que todo mi mundo se viene abajo y solo puedo echarme a llorar o a temblar, tomo decisiones puntuales para que eso que me sucede sea algo pasajero, que no se quede y que pueda salir fortalecida, un tanto magullada y maltrecha, pero en pie y mirando al frente.

Reglas simples. No he inventado el agua tibia. Si has sentido que el mundo quiere tumbarte, lo cierto es que solo lo hará si se lo permites.

1. Descubre la razón del malestar.
2. Mira desde lejos el problema. Tomar un respiro para gestionar esos sentimientos.
3. Busca ayuda. Cuenta el problema. Esa retroalimentación te brinda diferentes puntos de vistas. No somos los únicos que sufrimos.
Recuerda, el psiquiatra Dan Siegel, dijo que “si no puedes nombrar lo que sientes, no puedes dominarlo”. El conocimiento es la clave.



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