Si yo fuera pariente o allegado a los miembros de la Junta Central Electoral les aconsejaría que presenten renuncia inmediata y así podrían evitar que el país se encamine a una crisis pos electoral en 2020.
Las primarias del 6 de octubre de los partidos de la Liberación Dominicana y Revolucionario Moderno sirvieron para que la JCE tenga hoy un alto nivel de desconfianza, bajo la premisa de haber actuado con un grado significativo de parcialidad.
Creo que la personalización que hizo Julio César Castaños Guzmán, presidente del organismo, en el manejo de los cuestionamientos al proceso provenientes del sector del expresidente Leonel Fernández, constituye uno de los elementos más preocupantes.
En toda aparición pública este funcionario fue visto como que actuaba más como un ente interesado en enfrentar al exprecandidato en lugar de procurar la transparencia en el uso del voto automatizado y en el escrutinio definitivo.
Hay que ser honesto para asegurar que la JCE carece de la confianza requerida para arbitrar los comicios venideros, cuando una gran proporción de la población presume que se materializaron las irregularidades denunciadas por Fernánadez y sus seguidores dentro y fuera del PLD, las que también creen que pudieran ser repetidas para inclinar la voluntad en beneficio de determinado competidor.
Por la salud democrática Castaños Guzmán, Carmen Imbert Brugal, Roberto Saladín, Rosario Graciano y Henry Mejía deben permitir que otras personas asuman el compromiso de recuperar la confianza perdida y que los dominicanos opten por elegir las mejores ofertas entre los candidatos y a las alcaldías de los comicios de febrero y para el caso del Presidente, Vicepresidente el Congreso para mayo.
¿Qué pasaría si los resultados que emita la JCE no sean aceptables por no reflejar la voluntad popular , como ocurrió con los datos ofrecidos con relación a las primarias del PLD del pasado seis de octubre?
La Junta Central Electoral está obligada a constituirse en un árbitro en el ejercicio abierto de los partidos y a contar con un escenario expedito en una competencia que ayude a la ciudadanía a elegir a los mejores candidatos.
La disputa por el uso del voto automatizado ha llevado a los partidos de oposición y a gran parte de la sociedad a mostrar cierto escepticismo ante la persistencia de la Junta a imponer un sistema que solo despierta desconfianza y poca de credibilidad en los resultados que podrían provenir de las venideras elecciones.
Este nivel de rivalidad innecesaria entre el árbrito y una parte de la oposición se agrava entonces con la contratación de la empresa Deloitte sin el conocimiento previo, decisión que ha devenido en un cuestionamiento público a su credibilidad y a la fidelidad del trabajo que desplegará en la auditoría forense.
Me temo una crisis post electoral que podría poner en peligro los débiles componentes de nuestra institucionalidad, llevando al país alborde del abismo, al propiciarse las condiciones para que surja una aventura que nos lleve a padecer episodios que todos vamos a lamentar.