Desarrollo inclusivo

Desarrollo inclusivo

Desarrollo inclusivo

Los barrios y cañadas del Distrito Nacional y Santo Domingo nos permiten ver las caras de la pobreza y la miseria como huellas vergonzosas de la desigualdad. Ante esta realidad no hay más respuesta que el desarrollo inclusivo.

Frente a la pobreza de solemnidad que tienen los llamados indigentes, personas con rostro, nombres y apellidos, existe un discurso que se ha convertido en práctica. En este proceso hay un diálogo necesario con Amartya Sen y Manfred A. Max-Neef.

Sen concibe el desarrollo como ampliación de la libertad humana que se manifiesta en las posibilidades con que cuenta la persona para actuar, garantizar la satisfacción de sus necesidades materiales, psicológicas y espirituales así como para expresarse, participar e incidir en su comunidad y trascenderse a sí mismo a partir de la comunión y solidaridad con sus congéneres.

Max-Neef, habla de la necesidad de un desarrollo a escala humana que se “concentra y sustenta en la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales, en la generación de niveles crecientes de auto dependencia y en la articulación orgánica de los seres humanos con la naturaleza y la tecnología, de los procesos globales con los comportamientos locales, de lo personal con lo social, de la planificación con la autonomía y de la sociedad civil con el Estado”

Surgen preguntas: ¿cómo ampliamos la libertad humana y desarrollamos a las personas?.

Desde el Estado, desarrollar a las personas es asegurar servicios de salud, educación de calidad y promover empleos que aseguren la satisfacción de necesidades humanas tan básicas como la supervivencia y más allá: dar posibilidad de vivir sin situaciones de indignidad humillantes para la condición humana, asegurando capacidad de agencia y protección frente a los riesgos.

Ampliar la libertad implica acceso a oportunidades de micro-créditos para los excluidos promoviendo el emprendimiento. Muhammad Yunus, a través de su Grameen Bank evidenció que los pequeños préstamos son una estrategia probada para erradicar la miseria.

Mereció el Premio Nóbel “por sus esfuerzos para crear desarrollo económico y social desde abajo”.
Los economistas de la pobreza han demostrando que pensar en los de abajo, es la mejor formar de elevar a la humanidad a un estado superior: la igualdad y la justicia social.



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