Nos encontramos en los inicios de un nuevo año, periodo en el cual el sector cooperativo organizado en la República Dominicana se enfrenta a grandes desafíos que es necesario afrontar con constancia.
Durante el pasado año 2017, el gran debate y la atención se centraron en el tema de la regulación y supervisión a este, el más importante sector de la economía social en la nación dominicana.
Esa visión ha estado establecida en tres posiciones claramente diferenciadas.
1- La posición de un sector de gobierno que, animado por el Banco Central y organismos multilaterales, plantea aplicar la regulación basada en las mismas normas prudenciales que aplican a la banca tradicional, que desconoce la naturaleza social de las cooperativas y procura convertirlas en simples entidades de intermediación financiera.
2- La opinión dubitativa de un pequeño grupo que, animados por un “experto internacional”, procura que la Junta Monetaria mediante delegación regule y supervise el sector cooperativo cual banco o institución financiera del país y
3- La posición del sector cooperativo dominicano, que bajo la orientación del Consejo Nacional de Cooperativas – Conacoop, y el Idecoop, los cuales han planteado la creación del Código Cooperativo, proyecto en el cual se articulan las siete leyes que en la actualidad rigen el cooperativismo y procura transformar al Instituto de Desarrollo y Crédito Cooperativo- Idecoop- en una superintendencia de cooperativas, dotándola de las herramientas técnicas y presupuesto para que asuma el rol de regulación y supervisión de las cooperativas del país.
Es necesario destacar que al día de hoy, nadie, a excepción del Conacoop, ha tenido la responsabilidad de elaborar un proyecto serio, partiendo de su propia iniciativa.
Todos han tomado sin previa autorización la iniciativa del sector para descuartizarla, desnaturalizada y presentar una propuesta que terminan siendo proyectos de contrarreforma.
Este desafío que hoy afrontamos no nos debe atrapar de brazos cruzados, es necesario actuar bajo una sola orientación, convirtiendo la amenaza en una nueva oportunidad para avanzar. Unidad de propósitos es la palabra clave.