Desafíos comunes demandan soluciones comunes

Desafíos comunes demandan soluciones comunes

Desafíos comunes demandan soluciones comunes

Federico Alberto Cuello

Probablemente desde la gran depresión no se vivían momentos similares. Aquella vez la economía mundial caía libremente por la quiebra masiva de bancos, la reticencia de los gobiernos a rescatarlos y las restricciones comerciales de emergencia.

Esta vez la economía mundial cae pese al masivo apoyo de gobiernos a bancos, empresas y empleados. El distanciamiento social para contener el contagio restringe el trabajo —reduciendo la oferta— y afecta el consumo de servicios presenciales —reduciendo la demanda— desacelerando la actividad económica en todos los países.

Por si fuera poco, la robotización de la manufactura y la automatización de los servicios se acelera en momentos de cambios en las cadenas de suministro, las cuales se reconfiguran alrededor de los EEUU, China y la UE.

Por el calentamiento global, se acelera también la transición a la economía verde. Los países limpian sus matrices energéticas, privilegiando las renovables y reconvirtiendo sus termoeléctricas al uso del gas natural.

Sus redes de transporte no se quedan atrás, pasando a depender del gas natural, la electricidad y el hidrógeno.

Si lo único cierto es el cambio, aquí lo tenemos de frente, afectándolo todo y a todos por igual, sin que tengamos la misma capacidad de aprovecharlo.

Sistemas educativos centrados en la memorización darán paso al aprendizaje por experiencia en aulas con menos alumnos, que usen contenidos interactivos tanto en clase como en casa.

El aprendizaje no podrá detenerse jamás para aquellos que quieran seguir concurriendo en un mercado laboral en transformación permanente.

Así, atraer y retener inversiones intensivas en mano de obra dependerá más su productividad y de su capacidad para renovar sus habilidades que de su costo unitario relativo.
La transición energética en generación y transporte tiene un norte claramente establecido: reducir las emisiones contaminantes para respirar un aire más limpio. Las tecnologías existen y se vienen adoptando aceleradamente.

Sin duda que habrá desempleo por la salida del mercado de los modelos contaminantes. Pero surgirán muchos empleos más en la fabricación de los nuevos modelos y en la instalación de las infraestructuras requeridas para recargar baterías, instalar molinos de viento y paneles solares o para distribuir gas natural e hidrógeno.

Lo cierto es que, como ya vemos en la República Dominicana, adoptar las energías renovables permite incrementar más rápidamente la capacidad de generación que construyendo costosas centrales termoeléctricas para quemar combustibles fósiles contaminantes. Desde el 2015 vienen entrando anualmente en servicio unos 100MW de capacidad de generación eólica y solar.

No hay un solo país en el mundo que esté ajeno a estos desafíos. ¿Por qué no aspirar a una agenda internacional con soluciones comunes para resolverlos?

¿Por qué no dejar de lado las rivalidades norte-sur que tan poco han servido para igualar las oportunidades entre y dentro de los países?
Asumiendo este reto a todo nivel, con cada socio comercial, en cada escenario en que participemos, ayudaremos a crear condiciones para superar, juntos, la dura crisis que nos aqueja.



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