Con razón se mofaba Juan Bosch de las impunes ocurrencias de “la mentada democracia representativa”, aunque siempre lo hiciera de palabras y nunca promoviera movilizaciones populares en su contra.
Pero Joaquín Balaguer, un zorro político eminentemente práctico, curtido por décadas en insospechadas concertaciones, se burlaba de la hipocresía de dicho sistema incurriendo en las más contrastantes y provocadoras vías de hechos. Los ejemplos son supernumerarios, podría decirse.
Mas, el mundo es así, no solo aquí, sino en todo sitio. Por ejemplo, una porción de la población inglesa está pidiendo que se repita el referéndum del “Brexit” porque, jocosamente, ya muchos de ellos están arrepentidos del voto brindado.
Otra parte acusa “…a una rumba de viejos nostálgicos de haber dado el triunfo a la separación de la Unión Europea” (UE), y reclama con energía que se les oiga y que se invalide la consulta. Pues aquí, en República Dominicana, pasa algo parecido, desde que bastante gente ha estado pidiendo la anulación pro repetición de nuestras recientes elecciones.
A la propia UE da gusto oírle por boca de sus máximos líderes. Dicen estos que aunque hay que respetar el “Brexit”, máxime porque fue decidido soberanamente, Inglaterra sin embargo ha asumido un riesgo.
Y en esa base, en vez de morigerar, lo que hacen dichos líderes es amenazarle, a veces sutil y a veces abiertamente, con aquello de que la definición del proceso no puede esperar meses, sino semanas a lo sumo, y de que, de todos modos, la separación puede que no resulte amigable.
Me parece que se les olvida un poquito que con quien están bregando es con el Reino Unido, no con un país débil tipo Chipre, al cual ellos no necesitan, pudiendo darse el lujo de quitarle y de ponerle a su antojo y sin chistar.
Pero nosotros, en RD, estamos viviendo ocurrencias igualmente estrambóticas ambientadas por la “mentada democracia”. Aquí, un miedo democrático nos impuso un “embajador atípico”, que vino casado con un hombre que ahora pide se les pida, por su mediación, un franciscano perdón a los LGTB, no se sabe por cuáles ofensas ni motivos, pues aquí no se persigue ni se tranca ni se golpea ni se mata a nadie por ser desviado sexual.
Pero nuestra democrática autoridad continúa sospechosamente cruzada de brazos, mientras esos esposos hacen y deshacen sin pensar que RD no está obligada a tenerles aquí de embajadores, aunque si de LGTB, por razones humanitarias.
Que el Señor nos agarre confesaos!!!