Carlos Eduardo Tavárez Guerrero
Tratar el tema de la violencia implica hacer un enfoque multisectorial que confluya en las causas que la origina. La República Dominicana está en el camino de revelarse y definir en días posteriores qué va a imperar, si el orden legal, los derechos humanos, el Estado Social, la corrupción, o la economía de pobreza.
Los dominicanos que vivimos esta transición somos testigos del gran caos que explosiona cada día en la sociedad. Tenemos leyes superabundantes, organismos y autoridades para exportar, en contraposición con carencias económicas y sociales básicas que hacen de la clase que contribuye con las cargas del Estado, no tolerar los abusos y acciones desmedidas de aquellos que están llamados a mantener el orden público y la paz social.
Esa transición matizada con escenificaciones de conflictos entre policías y no policías, policías y fiscales, ciudadanos entre sí haciendo justicia, es la carta de ruta que nos llevará como nación a priorizar y redefinir el tipo de sociedad que queremos en lo adelante. Estamos en presencia de tantos derechos y sujetos de derecho, que nos encontramos subsumidos dentro de los mismos sin advertir que en la actualidad existe un orden social e individual predefinido, pero, sin la conciencia ciudadana de respetar y cumplir.
Hablar de Cumbre Judicial, Diálogo Nacional, y de tantos otros mecanismos de solución a los problemas nacionales aún no han resuelto el mal social. Al contrario, cada día que pasa se agrava. Considero que, se trata de un proceso o transición social que se agotará conforme todo fenómeno de esa naturaleza. El ideal fuera saber quién o cuál corriente de pensamiento será la destinataria para llevar a cabo la solución a tanta violencia que vivimos actualmente.
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